Me involucré en la KGF durante el final de mi primer año en la facultad de medicina. Estaba buscando un proyecto de investigación de verano y les pregunté a algunos estudiantes de medicina mayores qué tipo de oportunidades podría encontrar. Rachel me dijo que el Dr. Michael Lauzardo me ayudaría a encontrar algo y el resto es historia.

El KGF había proporcionado dinero para construir una casa para los niños y sus familias en tratamiento contra el cáncer en el hospital de enfrente. Había una habitación vacía y era mía si la quería, me dijo el Dr. Mike. Podría investigar durante el día y pasar las noches con las familias de abajo. Ese verano tuvo un gran impacto en mí. Todos los niños iban al hospital durante el día para recibir quimioterapia o asistir a chequeos. Pero por las noches, las familias se convertían en una y me acogieron. El apoyo mutuo y la amabilidad de los padres era increíble, siempre me dieron una ración en la cena y se aseguraban de que fuera parte de los juegos de dominó (de alguna manera, siempre parecía perder, aunque en su mayoría era suerte).

Ahora estoy en residencia con la esperanza de convertirme en oncólogo. Desde que regresé, he sido parte de la junta de KGF y espero seguir siendo parte de la organización por el resto de mi vida.